Las redes sociales nos han dado el poder de comunicarnos abiertamente. Pero, como diría el tío Ben: “Remember, with great power, comes great responsibility“.
Poco antes de la apertura de los Juegos Olímpicos de invierno, en Sochi, Rusia, se disparó un fenómeno inesperado. Los primeros participantes que comenzaron a llegar, entre ellos muchos periodistas, se encontraron con estructuras sin finalizar y defectos en la infraestructura preparada durante mucho tiempo y con un holgado presupuesto. Algunos eran problemas serios, otros podríamos clasificarlos como “problemas del primer mundo”.
Como consecuencia de la exposición de esos problemas, nació el hashtag #sochiproblems, que fue extremamente viral. Durante este mes, un total de 438.363 tweets fueran lanzados con esa etiqueta y considerando retweets, tuvo más de 1,1 billones de impresiones. Discreto, eh? No sólo eso, un estudiante canadiense se convirtió en el hub del hashtag al crear el perfil @sochiproblems (ahora desactivada), consiguiendo en pocas horas más seguidores que la cuenta oficial de los JJOO. Algunos ejemplos de tweets aquí.
Lo que me llamó la atención sobre todo, fue la forma en la que esto condicionó la perspectiva del público sobre los juegos. Cuando has fallado, todos están pendientes de cuando caerás de nuevo. De hecho, pequeños fallos ganaron visibilidad desproporcionada a su importancia. Creo que es un hecho que debe llevarnos a la reflexión sobre la responsabilidad en nuestra participación en Social Media.
Quien no se ha equivocado alguna vez en redes. Lo bueno es que podemos aprender, como lo hicieron los rusos…
Durante los primeros minutos de la ceremonia de apertura, un aro olímpico no se abrió (imagen de este post). En el cierre, se rieron de ellos mismos haciendo un guiño a ese error: los bailarines representaron el aro problemático, a lo que el público respondió con una ovación que sólo aumentó cuando finalmente se abrió por completo.
Las reglas del mundo real se aplican en redes, no debemos repetir información de fuente dudosa y debemos considerar la utilidad pública a la hora de hacerlo. La psicosis que se genera cuando esto pierde el control, puede tener consecuencias más graves que el daño a una marca. Consideremos por ejemplo las manifestaciones en Ucrania y Venezuela. En el último caso, la falta de medios convencionales, ha convertido a Twitter en el principal canal de información. Eso exige duplicar esfuerzos en esta línea. Siempre que tengas una duda sobre si hacer algo o no en redes, debes pensar en si lo harías o dirías si estuvieras en frente de las personas que lo van a leer. Además, cada persona vale lo que vale su palabra, protege la tuya.